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Durante los últimos tres años, Latin America in a Glimpse ha funcionado como un recuento anual de lo más relevante ocurrido en América Latina en materia de tecnología y derechos humanos, un resumen que permite a quien lee hacerse una idea del panorama en la región: cuáles fueron los temas más relevantes, cuáles son las amenazas emergentes, de qué manera las políticas públicas están respondiendo (o no) a los desafíos propuestos por la tecnología y cuál es el rol que las organizaciones de la sociedad civil están jugando en esos escenarios.

Hemos querido también destacar la labor que cada una de las organizaciones de la sociedad civil están realizando en sus respectivos países y zonas de interés, tanto a través del reporte, como del evento anual realizado el día previo al Foro de gobernanza de internet, con la intención de establecer un puente entre América Latina y otras regiones del globo, para facilitar la interacción con financistas, aliados, compañeros y compañeras de trabajo.

En esta cuarta edición de Latin America in a Glimpse nos interesaba continuar con esta labor, pero quisimos darle un giro. Siguiendo una tendencia mundial, nos preguntamos específicamente por el intrincado vínculo entre género y tecnología, y las respuestas que, desde esta parte del mundo, distintos grupos de mujeres han dado a esta relación compleja, problemática y difícil.

Nos propusimos entonces averiguar qué proyectos se han desarrollado durante 2017 en América Latina en materia de género y tecnología. Cuáles son las áreas críticas en las que se está trabajando, cuáles son las principales problemáticas y, sobre todo, quiénes son las personas detrás de cada uno de estos proyectos, cuáles son sus motivaciones y de qué manera su trabajo se enmarca en un panorama mayor de luchas por la equidad de género. Un entorno digital cada vez más violento y hostil hacia las mujeres, la falta de participación en las distintas capas del ecosistema de internet, sumado a un panorama generalizado de oportunidades escasas, injusticias multidimensionales e invisibilización, ha generado una serie de respuestas diferentes, pero con un objetivo común: una internet digna para las mujeres, donde puedan ejercer sus derechos libremente y desarrollarse de manera íntegra y autónoma; donde las tecnologías digitales sean una herramienta para la realización personal y colectiva, y no un arma del status quo machista.

Lo que encontramos fue una comunidad altamente activa de organizaciones y “colectivas” que abarca prácticamente todo el espectro de nodos en los entornos digitales, desde la creación de “servidoras” feministas, hasta la ocupación discursiva de internet a través de medios autogestionados. Mujeres que han decidido perderle el miedo al error y han descubierto el goce del aprendizaje, la experimentación y la sororidad. Ante unas estadísticas desoladoras, las iniciativas acá listadas son poderosamente inspiradoras. Y esa es precisamente la idea, lograr generar puentes entre las mujeres acá mencionadas y las que –por falta de tiempo, conocimiento o torpeza nuestra- no lo están; las mujeres realizando trabajos similares en otras regiones del planeta y, sobre todo, las que después de leer las siguientes páginas se animen y se unan a la lucha. Esas que aparecerán en la próximas ediciones de este informe.