El terremoto del 19 de septiembre en México dejó más de 200 víctimas, decenas de edificios colapsados e incontables pérdidas. Puso también en primer plano el potencial de la ciudadanía autogestionada, desde centros improvisados y con los recursos a su alcance, en momentos de crisis. APCNoticias dialogó con Gisela Pérez de Acha, de nuestro miembro Derechos Digitales, sobre solidaridad, autogestión de la ciudadanía y uso de la tecnología en situaciones de emergencia.
APCNoticias: ¿Cómo has vivido las últimas semanas y cómo están hoy las cosas en México, después del terremoto?
G.P.A: Eran las 13:14 de la tarde del 19 de septiembre. Todo se movía. Los libros de mi oficina empezaron a caerse de la pared. Los vidrios de la ventana se estrellaron. Era tan fuerte el movimiento de la tierra que apenas pude salir de mi edificio. Me sentía mareada y confundida. En la calle, justo en frente, un edificio en construcción estaba a punto de caerse. No sabíamos a dónde correr ni a dónde ir. Creímos que íbamos a quedar ahí, aplastados. Fueron tres eternos minutos de miedo.
El sismo movió todas nuestras estructuras, incluyendo las personales, sociales y políticas. Este miedo fue una pantalla que reveló lo que ya conocíamos: que no contamos con el gobierno mexicano, corroído hasta los huesos por la corrupción. Y justo este ha sido un tema crucial después del sismo. En México hay una regulación muy estricta con respecto a los edificios en la Ciudad de México porque ya habíamos vivido un sismo en 1985 que dejó cerca de 10.000 muertos. Sin embargo, de forma corrupta, los lineamientos no se siguieron, y esta vez eso cobró vidas.
Ahora estamos reconstruyéndonos, reimaginando nuestra ciudad, resistiendo las leyes que buscan imponerse sobre nuestros barrios. Aprendiendo del proceso sísmico y llevando las lecciones a otras esferas de la política. En los estados y zonas rurales del país el reto es otro: ¿cómo construir lo que nunca había estado construido?
APCNoticias: Desde otros países se siguió la reacción ciudadana al terremoto como un ejemplo de autogestión de la sociedad civil. ¿Cómo se vivió este proceso de autogestión desde dentro?
G.P.A: Primero, la consciencia de saber que el gobierno no haría lo suficiente. Minutos después del sismo, había civiles dirigiendo el tráfico ante la falta de policías; ciudadanos inexpertos que usaron arneses para poder continuar con las labores de rescate. Las autoridades estaban presentes, pero no hicieron su trabajo. Después, una reacción corporal. Ese día perdimos esquinas de nuestra ciudad, y, al ver esto, daban ganas de salir a ayudar, a ser útil. Fueron unas muestras de solidaridad increíbles, pero, al final, el problema fue cómo coordinarnos. No era una tema de escasez, sino de cómo administrar la abundancia. Los centros de acopio más visibles se desbordaban de recursos, mientras al sur de la ciudad y del país, no estaba llegando nada. En épocas de crisis y caos, tener demasiada información es casi igual a no tener nada de información.
APCNoticias: ¿Puedes contarnos más del trabajo que han estado haciendo desde Derechos Digitales, durante el terremoto y posteriormente?
G.P.A: En Derechos Digitales formamos parte de una red de organizaciones aliadas –Artículo 19, Horizontal, Bicitekas, R3D, Fósforo, Social Tic – para organizar datos y verificar información en tiempo real durante la catástrofe. Nuestro objetivo era hacer que las labores de rescate fueran más eficientes. Y que la ciudadanía supiera a dónde ir y de qué forma, para que los recursos no fueran desperdiciados. Esto empezó con un mapa en Google Maps, pero muy rápidamente nos dimos cuenta de las limitaciones de la plataforma. En vez, este grupo de organizaciones desarrolló un mecanismo para verificar información que fue la verdadera “mina de oro”, y lo que verdaderamente logró salvar vidas. El colectivo al final contó con más de 500 voluntarios/as. Nos llamamos #Verificado19s.
APCNoticias: ¿Advirtieron también del uso de mentiras que se hayan propagado a través de internet durante el terremoto? ¿Por qué ocurre esto?
G.P.A: Creo que la conversación sobre “fake news” ha estado muy monopolizada sobre las elecciones de Donald Trump en Estados Unidos. Sin embargo, los rumores y noticias falsas son muy comunes en catástrofes o desastres naturales. Durante el temblor, fue más notable por Whats App. Solo se requiere a una persona que con malicia saquee la información para que miles de buena fe la compartan en sus redes sociales en pleno sentido de urgencia y con la intención de ayudar. Mi abuela por ejemplo (sí, usa WhatsApp) me mandó una foto de un puente roto, diciéndome que no pasara por ahí. La fotografía era falsa. Y no solo fue mi abuela, sino mis colegas y amistades también. El epítome de las noticias falsas en México, sin embargo, fue Televisa, la cadena de televisión más grande y más importante en el país: reportaron que habían encontrado a una niña de ocho años bajo los escombros de una escuela derrumbada, Frida Sofia la llamaron, pero resultó ser falsa. No había tal niña. Por eso la labor de verificación fue tan importante.
APCNoticias: Criticaste también los algoritmos de Facebook. ¿Cómo se dio uso a esta plataforma durante el terremoto? ¿Hubo alguna otra herramienta que fuese útil para la ciudadanía en esos momentos?
G.P.A: El problema con Facebook fue la forma en la que sus algoritmos funcionan. Uno de los retos para la verificación fue el poder hacerlo en “tiempo real”: las necesidades de brigadistas y rescatistas cambiaban de 15 a 30 minutos. En cambio, si alguien pedía ayuda urgente en algún lugar en la ciudad vía Facebook, este tenía muchas interacciones: likes, shares, o lo que sea. Por eso, 24-72 horas después, la red social seguía priorizándolo como información relevante y mostrándolo hasta arriba. Nadie lo veía a tiempo. La gente se enteraba de que algo “urgía” en redes sociales y en seguida salían en hordas descoordinadas a tapar el tráfico y entorpecer las labores de rescate con ayuda que ya no se necesitaba. Ante la necesidad de información en tiempo real en la emergencia, Facebook fue una red social inservible. Twitter fue más eficiente en estos momentos, a pesar de que sus algoritmos también han cambiado últimamente en función de los tuits con más interacciones. En última instancia, lo pudimos resolver poniéndole hora y fecha a los fliers que sacábamos vía la cuenta de @Verificado19s.
APCNoticias: Cada vez se utilizan más herramientas de tecnología propietaria como Facebook o Twitter. ¿Cuál es el espacio y el papel de la tecnología libre y de código abierto en la autogestión ciudadana en contextos como el que estamos tratando?
G.P.A: Esta es una gran pregunta. De hecho, toda nuestra infraestructura se montó en tecnología propietaria: Twitter, y sobre todo Google cuando hablamos de visualización de datos y mapas.
Creo que el “network effect” aquí jugó un papel muy importante: mientras más se usa un servicio, más probable es que se use más. En cuanto a los mapas, la mayoría de nosotros/as no conocíamos Ushahidi, el mapa open- source (de código abierto) desarrollado por gente de Kenia, en cambio sí conocimos Google Maps. La inercia fue hacerlo en Google, y ya después tuvimos tiempo de pensarlo. Creo que el reto es hacer que las tecnologías libres y de código abierto sean lo suficientemente conocidas para que se adopten en momentos de crisis. Además, la curva de aprendizaje que implica aplicar y programar en el marco de estas tecnologías no es menor, sobre todo cuando trabajas con equipos de personas voluntarias tan grandes como el nuestro. Por otro lado, no había otra que hacerlo en Twitter, porque ahí es donde la gente está. Pudimos haber usado Mastodon, pero hubiera sido gritar al vacío: necesitábamos ayuda ciudadana, de forma rápida y eficaz.
Sin embargo, al final la tecnología se quedó corta. No fue más que una herramienta. Lo que salvó vidas al final, fueron las redes de solidaridad que se tejieron en pleno sismo, y las ganas de los voluntarios y voluntarias que dejaron su corazón en la línea.
Gracias a todas y todos los que participaron en este proyecto, porque con ellos/as aprendí que hay otra forma de organizarnos. La horizontalidad y las estructuras orgánicas funcionan mejor que las jerarquías y burocracias de gobierno cuando se trata de difundir y verificar información en tiempos de crisis. Ojalá estas redes perduren.