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Uno de los problemas subyacentes más importantes de la revolución digital que estamos viviendo es: ¿qué pasará con los trabajos?

Está claro que la inteligencia artificial, la robótica y la toma de decisiones automatizadas desplazarán muchos empleos, tanto profesionales como manuales. Es más barato y más eficiente para muchas tareas que usar humanos. Los robots y los algoritmos no se enferman, no buscan pensiones ni amenazan con una huelga. Están siempre mejorando. De aquí surgen cinco preguntas:

  • ¿Cuántos trabajos habrá en el futuro (y hacia dónde)?

  • ¿Qué tipo de trabajos serán (si es que son "trabajos", tal como los entendemos ahora)?

  • ¿Qué harán los cambios en el trabajo con la desigualdad?

  • ¿Qué diferencia habrá entre países ricos y pobres (con sus muy diferentes costos de capital y mano de obra)?

  • ¿Qué se debe hacer al respecto? - en términos de política; en términos de habilidades.

No hay suficiente espacio aquí para responder hoy a todas estas preguntas. Algunos pensamientos sobre esta gran fotografía, inspirados por las discusiones que se dieron en el reciente IGF, esta semana; y sobre la economía “gig” (el término ‘gig’ proviene de la jerga musical y se refiere a las actuaciones cortas que realizan los grupos musicales y que podrían traducirse como ‘bolos’. Aplicado al mundo laboral, el concepto alude a los trabajos esporádicos que tienen una duración corta y en los que el contratado se encarga de una labor específica dentro de un proyecto”) y la naturaleza cambiante del trabajo y de las habilidades involucradas, la próxima.

¿Cuántos trabajos habrá ahí fuera? 

Es difícil de decir. A quienes estén comenzando su carrera en este momento les diré que ha habido algunas sombrías estimaciones. Un estudio muy leído de 2013 sugirió que el 47% de los empleos en los Estados Unidos estaban en "alto riesgo" de perderse por la automatización durante los próximos diez años, más o menos.

Eso causó un gran revuelo, pero ha sido ampliamente criticado. Las metodologías no están claras, los datos estadounidenses no son representativos, el análisis prospectivo es difícil.

Sin embargo, está claro que muchos trabajos desaparecerán a medida que la automatización crezca. Los vehículos autónomos, si despegan, desplazarán a quienes conducen. Las computadoras están reemplazando a quienes trabajan en servicios, mientras que los robots continúan reemplazando a quienes trabajan en las fábricas. Los trabajos profesionales, como aquellos relacionados con aspectos de la ley y la medicina, incluso el periodismo, ya no son inmunes. 

¿Habrá nuevos trabajos?

La primera pregunta es si habrá nuevos trabajos para reemplazar los que se pierden. Los análisis optimistas argumentan dos cuestiones.

Primero, sugieren, "la historia nos enseña" que la innovación creará nuevos empleos mientras destruye los viejos. Miren lo que sucedió, dicen, durante la Revolución Industrial.

En segundo lugar, dicen, habrá posibilidades de nuevos trabajos en áreas en las que las máquinas no son buenas, como –y generalmente son estos dos los que citan– "los sectores de cuidados y creativos". Donde es la empatía más que la eficiencia lo que importa.

Para personas formadas como historiadores, como yo, esa frase "la historia nos enseña" provoca una una gran alarma.

Sí, se crearon empleos industriales durante la Revolución Industrial en Europa, mientras que los empleos agrícolas disminuyeron. Sí, las innovaciones tecnológicas permiten hacer cosas nuevas que, en el pasado, no se podían hacer. Pero eso no significa que lo mismo sucederá ahora. ¿Por qué?

¿Se crearán nuevos empleos?

Primero, el ritmo del cambio hoy es mucho más rápido que el ocurrido durante la Revolución Industrial. Los viejos trabajos van a ir desapareciendo mucho más rápido, dejando menos tiempo para adaptarse. ¿Los nuevos empleos se crearán a la misma velocidad?

En segundo lugar, ¿las nuevas tareas que surjan serán empleos (para personas) o trabajo (para más máquinas)? La misma lógica que define que las máquinas son más baratas y más eficientes en las tareas antiguas también es probable se aplique a las nuevas tareas.

Tercero, la tasa de crecimiento de la población actual es mucho más alta. Los países en desarrollo ya tienen altos niveles de desempleo y subempleo. Necesitan un rápido crecimiento del empleo para abordar esos problemas actuales sumados a las necesidades de los muchos millones que abandonan la escuela cada año. El reemplazo uno a uno no será suficiente.

Cuarto, nada de esto fue simplemente navegar de regreso en esa Revolución Industrial (Europea). Muchos historiadores lo ven como un momento de estancamiento salarial. Las condiciones de trabajo y de vida en los barrios marginales urbanos que crecieron a medida que los trabajadores abandonaron la tierra por las fábricas eran muy pobres. Hubo severas tensiones sociales. Las ganancias a largo plazo de la Revolución Industrial fueron acompañadas por dolores de corto y mediano plazo.

Entonces… ¿se crearán nuevos empleos?

Algunos, tal vez muchos, nuevos (tipos de) trabajos ciertamente surgirán, pero cuántos y qué tan rápido simplemente no podemos decirlo hoy. Parece más probable, tal como están las cosas, que la creación de empleo no será suficiente para igualar el desplazamiento o satisfacer las necesidades de las poblaciones en crecimiento. En cualquier caso, quienes se dedican a desarrollar políticas deben planificar ese escenario en lugar de esperar lo mejor.

Y necesitan hacerlo en sus contextos nacionales. Algunas economías son más vulnerables al desplazamiento laboral que otras porque dependen de diferentes sectores (servicios, manufactura, agricultura, petróleo y minería) y también debido a la variabilidad de los costos laborales.

Los gobiernos y las empresas serán más rápidos en reemplazar a trabajadores por máquinas en aquellos lugares en que los costos de mano de obra son altos (en los países más ricos) que donde son bajos (en los más pobres), y dónde la infraestructura digital es más confiable que donde lo es menos.

¿Qué pasa con la igualdad y la desigualdad?

Aquí surgen cuestiones importantes relacionadas con la(des) igualdad. El empleo es la principal fuente de ingresos y, por lo tanto, de seguridad y bienestar para las personas en todas partes. Los ingresos provenientes de los trabajos son desiguales, debido no solo a las habilidades, sino también al equilibrio entre la oferta y la demanda de trabajo, al prestigio asociado a los diferentes trabajos y, a veces, al tipo de empleado (a las mujeres aún a menudo se les paga menos que a los hombres, o a quienes son más jóvenes que a quienes son mayores, por los mismos trabajos).

¿La transición laboral para la era digital cambiará los patrones de desigualdad de los ingresos? De alguna manera, claramente, sí, porque la oferta (de trabajo adecuadamente calificado) y la demanda (para tipos de trabajo que las máquinas realizan mejor) va a cambiar.

A medida que los trabajos de oficina son desplazados por las computadoras, la remuneración que les acompaña va a caer en relación con otros trabajos -pero el no cumplimiento de demanda de otros grupos (por ejemplo, los codificadores de computadoras en el corto plazo, hasta que su rol también sea tomado por las computadoras que ellos solían codificar) puede conducir a salarios más altos.

Por tanto, sugiero que es más probable que la desigualdad de salarios aumente. Los análisis optimistas sostienen que empleadores, incluidos los gobiernos, aprovecharán la oportunidad de los ahorros generados por la eficiencia de reemplazar la mano de obra para mejorar la calidad de los servicios y crear nuevas oportunidades de trabajo que lo hagan. Sin embargo, es igual de probable que los empleadores, especialmente los gobiernos, acumulen esos ahorros generados por la eficiencia a través de reducciones de costos, eliminación de mano de obra en vez de volver a capacitar o actualizar.

¿Qué pasa con los sectores creativos y de cuidados?

Este es el otro argumento presentado por quienes son optimistas, pero también aquí hay problemas.

Primero, el alcance del crecimiento no es tan grande como sugieren. Si los números de empleo tradicionales caen, más personas que pierdan sus trabajos cuidarán de sus dependientes sin paga, en lugar de depender del cuidado profesional.

Y la creatividad es un recurso limitado. No todas las personas tienen el talento. Y lo que es más importante aún, la demanda de contenido creativo está limitada por la vida humana y la esperanza de vida. Yo ya tengo acceso a vastas reservas de música, películas y libros: mucho más de lo que tendré oportunidad de escuchar, mirar o leer. El valor marginal de más contenido, de artistas que no se conocen y no están probados, es pequeño y continúa disminuyendo.

En segundo lugar, quienes se dedican a profesiones relacionadas con los cuidados o creativas están entre los trabajos peor pagados. Más trabajo de cuidado no significará trabajo de cuidado mejor pagado sino más personas con salarios bajos. Con la excepción de los nombres más importantes, el campo de la actuación, la música y la escritura se encuentran en el extremo más precario del espectro laboral.

Y tercero, me pregunto si este mensaje ha llegado a quienes son responsables de la política. Muchos gobiernos están diseñando sus estrategias de habilidades para la era digital, pero son estrategias relacionadas con habilidades digitales. Quieren enseñar a los niños y a las niñas a codificar más que a cuidar. No he visto una estrategia de habilidades digitales que ponga énfasis en estas habilidades no digitales para personas que a futuro se dediquen al cuidado y la creatividad.

En conclusión

Por el momento, entonces, diría que no sabemos con certeza qué va a pasar con los trabajos en la era digital, pero sería prudente prepararnos para las desventajas y conservar la esperanza respecto a las ventajas. Las desventajas podrían incluir menos empleos, menores ingresos reales y una mayor desigualdad. Los gobiernos responsables deberían planificar cómo maximizar las ganancias de empleo y mitigar las pérdidas.

La próxima semana, analizaré la "economía gig" (economía de bolo) y la naturaleza cambiante del empleo.

Imagen: "Trapped by Artificial Intelligence” (“Atrapado por la Inteligencia Artificial") por Lew (tomswift) Holzman utilizado bajo licencia Creative Commons.

Leer también: Inteligencia artificial: derechos humanos, justicia social y desarrollo, una co-edición de APC y Article 19 basada en materiales del Monitor mundial sobre la sociedad de la Información (GISWatch, por su sigla en inglés.)