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Para algunos, Estados Unidos “ganó”, pero para quiénes consideran que una burocracia internacional no puede promover la innovación de internet, pueden pensar que todos y todas ganamos.

Para algunos, Estados Unidos “ganó”, pero quiénes consideran que una burocracia internacional no puede promover la innovación de internet, pueden pensar que todos y todas ganamos.

A pesar de la presión ejercida por un grupo liderado por Arabia Saudita, Brasil, China e Irán (aunque China se mantuvo en relativo silencio) que defendían la creación de un nuevo organismo internacional gracias al cual todos los países tendrían cierto control sobre internet, los delegados y delegadas acordaron que ICANN siga manejando los dominios de alto nivel y el archivo raíz de zonas (localización de direcciones de IP y números de portales de IP).

La decisión se tomó cuando quedó claro que Estados Unidos no iba a dar un paso al costado y el Presidente recomendó aceptar la posición estadounidense.

Sin embargo, también hubo una nueva iniciativa de creación de un foro del sector privado y las organizaciones de la sociedad civil, que actuarán en pie de igualdad con ICANN y se ocuparán de temas más generales, “sociales, emergentes y transdisciplinarios”.

De todos modos, no está claro quién financiará dicho foro y quién lo hará funcionar. La Unión Europea expresó vagamente su intención de reformar el mecanismo existente, pero no se sabe bien cómo lo hará.

Finalmente, la conclusión fue que ICANN conservará sus responsabilidades y si algunos países u organizaciones se sienten responsables de algún tema de gobernanza de internet y se comprometen a velar por ello, podrán hacerlo. Vale la pena señalar que las personas contrarias a ICANN dijeron repetidas veces que internet está a cargo de “una compañía privada de California” dando erróneamente por sentado que ICANN es una empresa comercial sólo porque está inscripta como tal (en Estados Unidos, las organizaciones sin fines de lucro también tienen ese estatuto). Aunque se trató de corregir el error, el rumor sigue vigente, incluso en la prensa y otros medios.