Pasar al contenido principal

Por el momento Uruguay es el único país en el mundo en el que se ha adoptado, como política de Estado, la propuesta de Nicholas Negroponte de dotar a cada escolar con un laptop de bajo costo conectado a internet. Algunos otros países, como Libia, Tailandia y Ruanda, han expresado intenciones similares, y en otros, como Brasil y Argentina, se están implementando proyectos parciales. Pero en Uruguay el presidente  Tabaré Vázquez apostó fuerte, y en diciembre de 2006 anunció que para el año 2009, el beneficio se extenderá a todos los escolares sin excepción.

En los últimos días se aceleró el proceso de adquisición del hardware, otorgado a las empresas Brighstar (laptops) e IBM (servidores). Se rechazó la oferta por parte del Grupo Positivo, que ofrecía el modelo ClassMate de IBM con procesador de Intel y software de Microsoft. El modelo elegido es el originalmente propuesto por Negroponte, con sistema operativo Linux, procesador AMD, 256Mb de RAM y almacenamiento en memoria “flash” de 512Mb. Cada unidad costará 199 dólares.

En el Uruguay gobierna la izquierda y lo hace por sí sola, sin alianzas y por sus propios méritos (o quizás por los deméritos de las otras fuerzas políticas). En la conjunción de circunstancias que dieron lugar a la victoria electoral de la izquierda, se encuentra la figura del Presidente de la República, el Dr. Tabaré Vázquez, aceptado por todos los sectores de la izquierda, y lo que es más importante, respetado y tolerado por todo el espectro político. El Dr. Vázquez es proclive a los gestos jacobinos y a las decisiones drásticas e inconsultas. Una de estas decisiones echó a rodar el proyecto OLPC, que en Uruguay se llama Plan CEIBAL (Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea), un juego de palabras que intenta evocar al árbol nacional del Uruguay (ceibal es un bosque de ceibos, Erythrina cristagalli).

En su discurso de lanzamiento, y con su característica manera de presentar hechos consumados, el Presidente afirmaba “no saben con qué alegría, con qué satisfacción, con qué reconfortado espíritu me siento en este momento cuando vamos a poner a consideración —en conocimiento, mejor dicho de toda la población— el lanzamiento de este programa.” Nadie duda que este Presidente en particular manda de verdad. Por esa razón la visión de Negroponte se convirtió en política de Estado, o más bien en política de Gobierno, porque nadie sabe a ciencia cierta si el proyecto continuará con vida cuando Vázquez deje la Presidencia (en Uruguay no hay reelección).

El Plan CEIBAL en Uruguay

El plan Ceibal es un proyecto bien intencionado que manejado con cautela podría mejorar la educación primaria en ciertas áreas, en particular en zonas rurales y en pueblos y ciudades del interior, que es justamente el ámbito en el que cumplió la etapa experimental. Dicho de otra manera, bajo condiciones ideales.

Con inusitada rapidez para el país, se implementó un proyecto piloto en una pequeña localidad del interior del país, un pueblo llamado Cardal, que pronto concentró la atención no solo de la prensa local sino también de la internacional. El hecho es que hoy es bastante difícil poder entrevistar a los protagonistas, y Cardal se ha convertido en “territorio vigilado” en razón, o con  la excusa, de proteger la tranquilidad de la escuela y la labor docente.

Se han instalado diversos comités para implementar el proyecto. Pude entrevistar a un integrante de uno de estos comités, llamado “Comité de Educación”, que prefirió hacerlo anónimamente. La restricción informativa que está ejerciendo el gobierno acerca del Plan Ceibal es llamativa. Miguel Brechner, director del organismo que está a cargo de la implementación técnica, no concede entrevistas, lo que llevó al principal diario de Montevideo, El País, a titular el 15 de setiembre de 2007: “Plan Ceibal: LATU coarta información” (LATU es la sigla del Laboratorio Tecnológico del Uruguay).

En el “comité de educación” participan diversos actores del sector de educación primaria, entre los cuales hay representantes del gremio de maestros, tanto en su faz sindical como en su faz técnica. Todas estas estructuras han enfocado su atención en la experiencia de Cardal, que cuenta con 150 alumnos. Cardal es un pueblo lechero, particularmente bien integrado y con niveles de criminalidad casi nulos. De ese universo escolar de seis maestras, cada una encontró la manera de asumir el compromiso que les otorgó el Estado de diferente forma. La fuente entrevistada manifestó que no existe ninguna política en cuestiones de didáctica y que se ha dejado libertad a los docentes para que usen la tecnología de la manera que quieran, o puedan.

Según la fuente, los primeros 100.000 laptops deberían ser entregados y puestos en funcionamiento en tres departamentos (provincias) mayormente rurales (Florida, Flores y Colonia) antes de fin del 2007. Al parecer nadie cree que esto será posible ya que recién a fines de setiembre de este año se adjudicó la licitación al modelo XO y que recién ahora comienza la formación de los docentes. También deja serias dudas la factibilidad de la implementación completa del proyecto, que requiere técnicas muy sofisticadas de conexión inalámbrica y de cifrado, ya que los niños pueden llevarse el aparato a sus casas, pero su conectividad está limitada al entorno inmediato de su escuela, o sea que no pueden ser trasladados de una escuela a otra. En el caso de Cardal, solo 30 máquinas pueden estar en línea al mismo tiempo, de las 150 otorgadas, y fue necesario instalar antenas en diversos puntos del pueblo pues aunque se supone que las laptops deberían funcionar como repetidoras de señal, eso está aún por materializarse.

Costos y beneficios en un sistema cerrado

En el Uruguay hay 320 mil alumnos en la enseñanza primaria estatal (a lo que se agregarían los que ingresen en 2009), además de unos doce mil maestros. El proyecto CEIBAL prevé otorgar un laptop a cada uno de esos alumnos y maestros antes del fin de 2009 (coincidente con el fin de este período de gobierno). El costo total de proveer un laptop a cada niño, sin contar servidores, ni formación ni conectividad ni apoyo técnico (se prevén tres compras hasta el 2009, con un total de 450.000 máquinas), sería de unos 90 millones de dólares en el inicio (dos años), y 15 millones de dólares por año de ahí en adelante. Asumiendo que los costos adicionales (conectividad, servidores, apoyo técnico y didáctico) no superen el 50 por ciento del costo total del hardware final, el estado tendría que destinar al menos 40 millones adicionales hasta el término del período de implementación y más de 20 millones anuales para mantenerlo funcionando, contando el precio del harware. Dicho de otra manera, se debería dedicar a este proyecto casi el 10% por año, durante dos años, del total del presupuesto destinado por el Estado a la educación. La proporción es mucho mayor cuando se toma en cuenta como porcentaje de lo destinado a la educación primaria, quizás del orden del 25% por año, por dos años. No es casualidad que algunas agrupaciones de maestros hayan hecho públicas sus objeciones.

Llama poderosamente la atención la ausencia total de visiones críticas sobre esta iniciativa ¿quién se animaría a criticar una propuesta tan manifiestamente “buena” sin pagar costos políticos? En un país en el que la oposición política encuentra que cada acción del gobierno es ruinosa, ninguna voz, de ningún sector, se ha puesto a analizar de manera crítica esta iniciativa y han ignorado de forma manifiesta las objeciones de los docentes, incluso de aquellos involucrados directamente con el proyecto. Significativamente, nadie se interroga o interroga al gobierno sobre el origen de los fondos que financiarán el proyecto, que para un país como el Uruguay son verdaderamente importantes. A fines de 2006 los sindicatos que nuclean a los docentes y la Universidad de la República (que en el Uruguay es autónoma auque depende enteramente de fondos públicos) protagonizaron una amarga pelea que llegó a hacer trastabillar al ministro de finanzas, y que estuvo centrada en la apropiación de 30 millones de dólares adicionales para todo el sector educativo. Una pitanza comparada con los más de cien millones necesarios para hacer cumplir la visión del Presidente con el proyecto CEIBAL.

Mucha gente se imagina que un laptop para cada niño es una solución mágica y que se limita a entregar una máquina que hará felices a los niños. Visto de esa manera hasta puede parecer barato, pero poca gente fuera de los maestros que estarán directamente involucrados, se interroga sobre el origen de los fondos necesarios para su implementación inicial y menos aún sobre los costos recurrentes de los años por venir. Muchos maestros se preguntan, además, si esos fondos no serían mejor empleados en subsanar algunas de las carencias enormes que tiene el sector educativo en Uruguay, empezando por sus propios salarios.

Autor: —- (Miguel Peirano para APCNoticias)

Contacto: communications@apc.org

Fuente: APCNoticias

Fecha: 18/10/2007

Localidad: MONTEVIDEO, Uruguay

Categoría: Recursos para el desarrollo