Los administradores del sitio Taringa fueron procesados por “publicar obras sin autorización de los autores”, violando el artículo 72 de la ley de propiedad intelectual. Los denunciantes fueron distintas editoriales que se benefician con los derechos de autor: La Camara Argentina del Libro, la editorial Astrea, La Ley, Ediciones de la Flor, entre otras. La Sala IV de la Cámara del Crimen ordenó además a los dos procesados retirar de su sitio los 29 links por los que habían sido denunciados.
La ley de propiedad intelectual castiga con un mes a seis años de prisión “a quien edite, venda o reproduzca por cualquier medio o instrumento, una obra inédita o publicada sin autorización de su autor o derechohabientes”.
Taringa es un sitio web de acceso libre del que los usuarios pueden descargar gratuitamente software informático, música, videos y lecturas. El sitio no tiene el material en su plataforma sino que ofrece links a páginas de descarga como RapidShare y MegaUpload. Los defensores de Taringa alegan que se está denunciando a los administradores por publicar links, y que eso no es delito. Quienes cometen el delito, en rigor, son por un lado quienes suben el material a las páginas, y por otro quienes las descargan (que son los que en definitiva, editan y reproducen el material.) Sin embargo, Taringa permite el encuentro entre ellos y lo hace, según quienes demandan, conciente de la ilegalidad del material. Por lo tanto son al menos partícipes de la maniobra.
Este procesamiento puede sentar un precedente peligroso para el futuro de Internet. Después de todo, su lógica son los links. Una página lleva a otra, los usuarios comparten material y así se genera el conocimiento de forma colectiva. De la misma forma que se procesó a los administradores de Taringa, la actividad de todos los usuarios de internet podría ser controlada.
Entre los usuarios de internet (y en especial de Taringa) se ha generado un movimiento (que comenzó por chat y se expande a otras redes sociales, como ser Twitter) planeando un ataque contra las editoriales por el proceso de Taringa. Dicho ataque se llevaría a cabo el domingo 22 de mayo al mediodía. La convocatoria que hace “Anonymous” (un concepto general que agrupa a todos los usuarios de internet) menciona que el sistema judicial argentino “está poniendo en riesgo los derechos de los ciudadanos en internet”. Se propone una forma creativa de protesta, por ejemplo el spamming, el defacing, y menciona los posibles blancos de ataque, que son las editoriales denunciantes.
Por ejemplo, en la página web de Editoria de la Flor, al ser hackeada, apareció este mensaje
Se trata del eterno debate entre dos derechos que podrían parecer contradictorios: ¿Libertad de expresión o derecho a la propiedad? ¿Se puede coartar el derecho a la información y la libertad de expresión de todos los usuarios de Internet del mundo, por defender el derecho de propiedad intelectual de un grupo de autores? Muchos ya han optado por difundir ellos mismos su material, adhiriendo a la lógica de la web 2.0 (tal es la idea de Copyleft), pero otros todavía se resisten a ceder sus derechos. Habrá que ver si eso se sostiene por mucho tiempo, o si la fuerza de “Anonymous” se impone sobre el grupo de autores que aún se opone a difundir su obra libremente.
Foto por nscap. Usada con permiso bajo la licencia de Contenido Creativo 2.0